4Explicar
en un párrafo qué es la doctrina social de la Iglesia (DSI) y en qué principios
se basa.

* Dignidad de la persona humana
Según la Doctrina Social de la Iglesia, la persona humana,
por estar hecha a imagen y semejanza de Dios, posee una dignidad que la hace
superior a los demás seres creados. He aquí algunas citas de la Doctrina Social
de la Iglesia al respecto:
"La dignidad de la persona manifiesta todo su fulgor
cuando se consideran su origen y su destino. Creado por Dios a su imagen y
semejanza, y redimido por la preciosísima sangre de Cristo, el hombre está
llamado a ser "hijo en el Hijo" y templo vivo del Espíritu; y está
destinado a esa eterna vida de comunión con Dios, que le llena de gozo. Por eso
toda violación de la dignidad personal del ser humano grita venganza delante de
Dios, y se configura como ofensa al Creador del hombre."
(Christifidelis Laici, n. 37)
"La justicia social sólo puede obtenerse respetando
la dignidad trascendente del hombre. Pero éste no es el único ni el principal
motivo. Lo que está en juego es la dignidad de la persona humana, cuya defensa
y promoción nos han sido confiadas por el Creador, y de las que son rigurosas y
responsablemente deudores los hombres y mujeres en cada coyuntura de la
historia." (Sollicitudo Rei Socialis, n. 47)
"Quien desea que la estrella de la paz aparezca y se
detenga sobre la sociedad, contribuya por su parte a devolver a la persona
humana la dignidad que Dios le concedió desde el principio"
(Radiomensaje de Pío XII "Con sempre", nº 35)
* Primacía del bien
común:
Un sentido de pensar en el bien de todos los individuos, sin
quitar ni el sentido de sociedad, ni de unicidad.
“El Bien Común está siempre orientado hacia el progreso
de las personas: ‘el orden social y su progreso deben subordinarse al bien de
las personas y no al contrario’ [...]. Este orden tiene por base la verdad, se
edifica en la justicia, es vivificado por el amor” (CIC, n. 1906-9 y 1912).
* Destino
universal de los bienes, solidaridad,
y respeto a la propiedad privada:
"Dios ha destinado la tierra y sus bienes en
beneficio de todos. Esto significa que cada persona debería tener acceso al
nivel de bienestar necesario para su pleno desarrollo. Este principio tiene que
ser puesto en práctica según los diferentes contextos sociales y culturales y
no significa que todo está a disposición de todos. El derecho de uso de los
bienes de la tierra es necesario que se ejercite de una forma equitativa y
ordenada, según un específico orden jurídico. Este principio tampoco excluye el
derecho a la propiedad privada. No obstante, es importante no perder de vista
el hecho de que la propiedad sólo es un medio, no un fin en sí misma."
(Compendio de DSI, 171-84)
«El principio del destino universal de los bienes es una
invitación a desarrollar una visión económica inspirada por valores morales que
permitan a las personas no perder de vista el origen o propósito de estos
bienes, de manera que se logre un mundo de justicia y solidaridad, en el que la
creación de riqueza pueda tener una función positiva» (Compendio de DSI,
174).
El respeto a la propiedad privada nace principalmente de dos
Mandamientos del Decálogo: "No robar" y "No codiciar
los bienes ajenos". Condena las formas de: comunismo, socialismo,
socialismo democrático, y libre mercado en forma desmedida.
* Principio de
subsidiariedad: protección a los núcleos, especialmente
a la familia en su sentido cristiano.
"Cuán grande sea la dignidad del casto matrimonio,
principalmente puede colegirse, Venerables Hermanos, de que habiendo Cristo,
Señor nuestro e Hijo del Eterno Padre, tomado la carne del hombre caído, no
solamente quiso incluir de un modo peculiar este principio y fundamento de la
sociedad doméstica y hasta del humano consorcio en aquel su amantísimo designio
de redimir, como lo hizo, a nuestro linaje, sino que también lo elevó a
verdadero y gran [1] sacramento de la Nueva Ley, restituyéndolo antes a la
primitiva pureza de la divina institución y encomendando toda su disciplina y
cuidado a su Esposa la Iglesia..." (Casti Connubii, nº 1)
"La Iglesia, iluminada por la fe, que le da a
conocer toda la verdad acerca del bien precioso del matrimonio y de la familia
y acerca de sus significados más profundos, siente una vez más el deber de
anunciar el Evangelio, esto es, la «buena nueva», a todos indistintamente, en
particular a aquellos que son llamados al matrimonio y se preparan para él, a
todos los esposos y padres del mundo..." (Familiaris Consortio, nº3)
* Participación
social: consiste principalmente en un compromiso del cristiano, en
promover una sociedad más conforme con los designios de Cristo.
"Habrá que proclamar con más firmeza las verdades
transmitidas por la Iglesia, toda su doctrina sobre la santidad del matrimonio.
la educación doctrinal de los niños, la propiedad de bienes y su uso, los
deberes para y con quienes administran el Estado; en fin, deberá restablecerse
el equilibrio entre los distintos órdenes de la sociedad, la ley y las
costumbres cristianas." (San Pío XII)
* Cultura de
la vida y de la Calidad de vida: condena a toda forma de atentado contra la vida humana: aborto
-incluso en caso terapéutico-, eutanasia, genocidio, homicidio, suicidio, etc.
Y promueve que la persona tenga todas las condiciones necesarias para vivir:
educación, trabajo, alimentación, salud, etc.
"El hombre está llamado a una plenitud de vida que
va más allá de las dimensiones de su existencia terrena, ya que consiste en la
participación de la vida misma de Dios. Lo sublime de esta vocación
sobrenatural manifiesta la grandeza y el valor de la vida humana incluso en su
fase temporal. En efecto, la vida en el tiempo es condición básica, momento
inicial y parte integrante de todo el proceso unitario de la vida humana. Un
proceso que, inesperada e inmerecidamente, es iluminado por la promesa y renovado
por el don de la vida divina, que alcanzará su plena realización en la
eternidad (cf. 1 Jn 3, 1-2). Al mismo tiempo, esta llamada sobrenatural subraya
precisamente el carácter relativo de la vida terrena del hombre y de la mujer.
En verdad, esa no es realidad « última », sino
« penúltima »; es realidad sagrada, que se nos confía para que la
custodiemos con sentido de responsabilidad y la llevemos a perfección en el
amor y en el don de nosotros mismos a Dios y a los hermanos..."
(Evangelium vitae, nº 2)
* La existencia de la ley
moral: La ley moral se deriva de tres fuentes: la Revelación, el
Magisterio Social, y la conciencia. Las personas, por su misma dignidad, deben
conservarla, cumpliendo con sus deberes, amando a Dios sobre todas las cosas, y
al prójimo como a sí mismo.
“Si no existe una verdad última, la cual guía y orienta la acción
política, entonces las ideas y las convicciones humanas pueden ser
instrumentalizadas fácilmente para fines de poder. Una democracia sin valores
se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como
demuestra la historia” (Juan Pablo II, carta encíclica “Centesimus Annus”,
n. 46)
4 En el siguiente documento se recogen cinco temas de
actualidad (medio ambiente, paro, diferencias entre pueblos, respeto a la
persona humana, el desarrollo) y su
tratamiento por parte de la Doctrina Social de la Iglesia:
·
Elegir uno de ellos y resumir los criterios que se apuntan
·
Aplicarlos a una realidad concreta de actualidad y
explicar las implicaciones prácticas que tendría seguir estos criterios.
La
crisis ecológica: un problema moral
Algunos elementos de la
presente crisis ecológica revelan de modo evidente su carácter moral. Entre
ellos hay que incluir, en primer lugar, la aplicación indiscriminada de los
adelantos científicos y tecnológicos. Muchos descubrimientos recientes han
producido innegables beneficios a la humanidad; es más, ellos manifiestan cuán
noble es la vocación del hombre a participar responsablemente en la acción
creadora de Dios en el mundo. Sin embargo, se ha constatado que la aplicación
de algunos descubrimientos en el campo industrial y agrícola produce, a largo plazo,
efectos negativos. Todo esto ha demostrado crudamente cómo toda intervención en
un área del ecosistema debe considerar sus consecuencias en otras áreas y, en
general, en el bienestar de las generaciones futuras.
En
busca de una solución
La teología, la filosofía y la
ciencia concuerdan en la visión de un universo armónico, o sea, un verdadero
cosmos, dotado de una integridad propia y de un equilibrio interno y dinámico.
Este orden debe ser respetado: la humanidad está llamada a explorarlo y a descubrirlo
con prudente cautela, así como a hacer uso de él salvaguardando su integridad.
Por otra parte, la tierra es
esencialmente una herencia común, cuyos frutos deben ser para beneficio de
todos. "Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de
todo el género humano", ha afirmado el Concilio Vaticano II. Eso tiene
implicaciones directas para nuestro problema, Es injusto que pocos
privilegiados sigan acumulando bienes superfluos, despilfarrando los recursos
disponibles, cuando una gran multitud de personas vive en condiciones de
miseria, en el más bajo nivel de supervivencia. Y es la misma dimensión
dramática del desequilibrio ecológico la que nos enseña ahora cómo la avidez y
el egoísmo, individual y colectivo, son contrarios al orden de la creación, que
implica también la mutua interdependencia.
En mi opinión, el Papa Juan
Pablo II –montañero, apasionado amante de la naturaleza- no pueda llamarse
“ecologista” por el carácter reduccionista e ideológico de este término, pero
sin duda sí que puede atribuirsele, con todo merecimiento, el título de
“defensor de la vida”, ya que siempre aunaba la cuestión ecológica y la defensa
de la naturaleza a la de la vida humana (la que denominada “ecología humana”).